El vínculo entre Fernando Botero y el Museo Nacional de Bellas Artes se remonta al año 1994, cuando se exhibe Botero en Buenos Aires. En el 2006 el museo redobla la apuesta con El Dolor de Colombia en los ojos de Botero, imágenes que retrataban la realidad violenta de su país. Esta vez, el artista (nacido en Medellín en 1932) presenta alrededor de 50 dibujos de su colección personal, que abarcan un período de más de 30 años, además de una variedad enorme de técnicas, soportes y temáticas.
La ciudad y el campo, sus personajes y paisajes, la violencia, el drama, las corridas de toros y el circo son algunos de los ejes que recorren sus dibujos y justifican las búsquedas formales y volumétricas que lo caracterizan y se han convertido en su marca personal. Botero afirma que el arte debe ser directo, llegar sin intermediarios al espectador, y creo que logra su cometido creando atmósferas cotidianas, cercanas y habituales. Los personajes son retratados en sus faenas diarias: fuman, pasean a sus mascotas, tocan sus instrumentos, trabajan o recorren, ajetreados, algún pequeño pueblito.
La exploración de las formas y la exaltación del volumen parecen ser sus preocupaciones principales, e incluso aunque no retrate personas, el colombiano recurre a enormes soportes y proporciones monumentales. En Botero, la escala interpreta el rol principal y la tridimensionalidad surge de la obra ayudada, también, por el eximio manejo de las técnicas de dibujo. Acuarela, carbonilla, lápiz, pastel y sanguínea sobre papel y tela son algunas de ellas.
Uno podría inferir que el arte popular y latinoamericano son las únicas referencias del colombiano, y sin embargo, él se encarga de dejar bien en claro su interés y devoción por la pintura italiana del siglo XV: Masaccio, Ticiano, Tintoretto y Piero Della Francesca, además de los españoles Velásquez y Goya. En una aparente paradoja, sus obras se nutren de otras tradiciones y culturas, conformando el universo particular y personal (y ya multipremiado y reconocido), de Fernando Botero.
La muestra se extiende hasta el 7 de julio, con entrada libre y gratuita en el Museo Nacional de Bellas Artes, avenida del Libertador 1473, martes a viernes de 12.30 a 18.30 hs. y sábados de 10.30 a 15.30 hs.
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